Interviú poética: «Un nombre y dos apellidos»

junio 21, 2023

 


—Para comenzar, ¿podrías contarnos un poco sobre vos? ¿Cómo te definís como poetisa?

—Hola. Me llamo Luciana. Tengo un nombre, dos apellidos, dieciocho años, una perra llamada Milanesa. He vivido diez años en la Patagonia, si bien nací en Buenos Aires. Viví diez años en el sur con mucho frío, viento y naturaleza, y estoy viviendo hace cinco años acá [Buenos Aires] oficialmente y me encanta. Muchos desafíos, muchas cosas pasaron, pero acá estoy, viva, escribiendo de vuelta. Empecé hace no mucho a escribir poesía, ahora han sido tres años, y si me podría definir como poetisa… no me definiría como poetisa. Yo me defino más como una persona que escribe porque antes de escribir yo soy muy lectora y recién estoy empezando. Se podría decir que soy poetisa, pero no me termino de sentir como tal. 


—¿Cómo te enteraste de la existencia de Secta Géiser y que te pareció al principio?

—La existencia de la Secta fue muy divertida porque fue en plena pandemia, cuarentena, tipo, una enfermedad a nivel mundial, o sea, algo inimaginable que cambió la vida de todo el mundo y en especial la mía por muchas cosas que estaban pasando. Algo que me gustó siempre fue leer y tenía mucho tiempo. Tengo una amiga que es Evahlin (yo le digo Eva). Ella estaba muy metida con el tema de la poesía y yo también. Estábamos en la misma sintonía y ella me cuenta (como es más fiel seguidora de Wattpad) que hay una secta de poesía que estaban reclutando gente y yo no cuestioné mucho si se llamaba «secta», si se llamaba «grupo», si se llamaba «taller». A mí me dijeron «secta de poesía» y me metí, y fue más que nada Eva la que me impulsó y motivó. Así comenzó ese nuevo proyecto, ese nuevo trayecto en mi vida y la de muchos poetas, escritores, lectores.


—¿Cómo eran los miembros? ¿Pudiste formar un vínculo?

—Los miembros eran personas (ya de por sí los escritores tienen particularidades de la personalidad) mucho más sensibles y susceptibles a lo externo y cómo lo externo te modifica lo interno: las emociones, la forma de pensar. Y en este caso pude conocer más gente, más poetas, y era gente muy linda. Aparte eran de muchos países, de muchos lugares, y era increíble porque cada uno tenía su propia experiencia; eran muy distintas las formas de escribir, eran súper originales. Obviamente tomaban cosas de muchos escritores, como hacen todos los escritores, pero era gente muy especial y marcó mucho mi vida. Y si pude formar un vínculo, fue con la administradora de la secta. Conocer a Nefelibata fue lo más lindo, y también pude reafirmar el vínculo con Eva: nos pudimos intercambiar más poesía, pudimos nutrirnos de mucha poesía que escribíamos. Además, yo me inspiraba leyendo a otros escritores como los de la secta, sumado a recomendaciones que hacían, más cosas de Wattpad. Fue todo muy así, se fue dando todo muy naturalmente.


—¿Qué te parecieron las dinámicas? ¿Cuál fue tu favorita?

—Bueno, las dinámicas fueron súper divertidas, honestamente. Me pusieron mucho a prueba, más que nada la creatividad porque me considero una persona creativa y desde siempre me gustó hacer cosas relacionadas con lo artístico. Pero las dinámicas, sí, fueron súper divertidas y te ponían a prueba. Eran como un gran desafío en el cual vos tenías que ser ingenioso en base a tus recursos imaginativos. Mi favorita podría ser la oda, después hay un montón más. Había una que era sobre hacer un poema con palabras agregadas, al estilo de que te daban un par de palabras y vos tenías que escribir un poema agregado. Después había uno que estaba muy bueno que era de elegir una carta tipo tarot, entonces vos elegías la carta y escribías un poema que de alguna manera sientas que representaba esa carta y fue muy lindo porque uno se ponía a mirar cada detalle de la carta buscando inspiración para escribir lo que era el poema.


—¿Sentís que pertenecer a la Secta Géiser te ayudó en algún aspecto de tu escritura y/o vida?

—Sí, yo creo que pertenecer a la Secta Géiser fue un antes y después. Me ayudó en aspectos de mi escritura porque, como mencionaba antes, pude conocer un montón de escritores, de poetas, de estilos, de recomendaciones. Leí más poemarios de Wattpad, que yo usaba Wattpad nomás para leer mitología griega. También por el contexto histórico mundial pandémico que pasábamos fue un alivio tener esa cosa de escapar en la poesía; de salir sin precisamente salir de tu casa, o sea, salir con tu imaginación a dar una vuelta por tu mente. Estar en tu pieza y empezar a leer nueva poesía, de cosas que nunca te habías imaginado de estilos, de metáforas, de palabras, de cosas increíbles que yo fui descubriendo en el camino. Y me ayudó mucho en ambos aspectos: el aspecto de la vida y me ayudó en la escritura porque básicamente de las experiencias, de la información externa, una puede tomar todo eso, absorberlo como esponja y volcarlo en la escritura, sin perder el toque personal.


—¿Cómo empezó tu gusto por la poesía? 

—No sé realmente cómo empezó. O sea, no sé qué pasó a nivel interno porque fue hace mucho y fue hace poco, pero empezó con un curso de poesía que hice en el año 2019. Yo estaba hace un año recién mudada acá a Buenos Aires y me anoté en un curso de poesía en un centro cultural con un tal Fabián Casas. Después me entero que es un escritor muy bueno nacional, y ahí empecé a ver. Yo decía «¿qué será poesía?» Uno piensa «poesía, uh, poesía del siglo pasado, del siglo anterior y anterior» y Lorca y serventesios y estructuras y contar sílabas, separar en párrafos, oraciones... Yo pensaba todas esas cosas complejas. Más que nada me anoté porque era de escritura, pero quise probar. Me gustan las cosas nuevas, así que probé. En el transcurso del curso me di cuenta que me gustaba mucho y de que pude conocer más cosas a nivel contemporáneas porque este escritor (el profe) se enfocaba en poetas contemporáneos, tanto hombres como mujeres, personas en general, y fue súper divertido. Conocí gente linda, ahora de toda esa gente linda tengo una amiga que también escribe (de vez en cuando me muestra sus escritos) entonces ya mi gusto por la poesía, si bien empezó en 2019, se siguió manteniendo en el tiempo. Dejé de escribir, fue como un año que no escribía nada y escribía versos sueltos, y ahora es como que se está reavivando esa cosa. El gusto no se fue, por ahí el hábito de escribir poesía se va, pero el gusto por la poesía no y, por lo general en la lectura, un lector por más que no lea, siempre va a tener ganas de leer algo, siempre va a tener un libro pendiente. Una pila de libros pendientes siempre tenemos.


—¿Alguna vez participaste de un evento o concurso literario?

—Sí, participé, además del curso que hice en el año 2019. Yo era muy adolescente en ese momento. Ese fue el primer taller, mi primer acercamiento formal con la poesía. Y eventos, sí, he participado en un evento que hice con Eva hace poco, donde leímos poesía en un café. Hubo música, hubo poesía, hubo también una chica que expresó un poema en lengua de señas... bueno, un montón de cosas. También había dinámicas dentro del evento donde rompíamos la cuarta pared e interactuábamos con el público, también leyendo nuestros poemas propios, personales; cosas de la Secta Géiser, también hemos leído poesía externa, obviamente, hemos leído poetas de todo tipo. Y concurso sí, he participado en un concurso muy interesante. Yo gané en la secundaria una beca por mis buenas notas (era el segundo mejor promedio y, además, había un tema económico, básicamente que si no tenías mucha guita y eras muy inteligente te daban la beca). Y bueno, cumplía el centenario de la organización de las becas y ahí habilitan un concurso donde vos podías elegir muchos tópicos, como música, literatura, arquitectura y así un montón de cosas. Yo, obviamente, elegí literatura y eran como grupos: tenías el de arquitectura, el de música, el de literatura, el de tal cosa, tal cosa... Entonces, éramos como cinco personas [en cada grupo] y bastante gente se fue bajando y habremos quedado tres personas en el área de literatura. Yo no tuve mejor idea que escribir sobre Victoria Ocampo, una mujer súper inteligente, de una clase social alta, pero con mucha conciencia de clase, con mucho pueblo digamos, y ahí escribí una biografía. Los becados tenían una madrina, yo tenía una madrina que justamente dio la casualidad que era una señora ya mayor que estudió Letras y fue profe de Lengua y Literatura. Me acuerdo que mi mamá me corregía la biografía, el tipeo, y yo estaba segura que estaba todo bien, y [mi madrina] me empezó a corregir un montón de cosas y me sentí un poco decepcionada porque dije «uy, está todo mal, lo tengo que imprimir de nuevo». Qué sé yo, pensando en imprimirlo, una fiaca, pero me encantó. Más que nada me encantó que me haya corregido cosas y aprendí un montón de eso, o sea, aprendí cosas relacionadas con tiempos verbales, que si empezás a escribir en este tiempo verbal tenés que seguir escribiendo en este y algo tan simple como eso, que yo creo que hacemos todos (no me quiero excluir) porque seguramente todos empezamos escribiendo con un tiempo global y terminamos en otro. Yo creo que es un gran aprendizaje. Y lo gané, gané el concurso. Para colmo era gente grande, y yo genuinamente pensaba que por el tema del feminismo (porque yo mencioné derechos de las mujeres) se iba a poner picante, y justo estaba la hermana de mi madrina e hicieron un discurso relacionado a los derechos de la mujer, de cómo se fue independizando, y fue hermoso porque fue un súper reconocimiento. Me dieron un diploma y me dieron las obras completas de Quiroga (¡tengo los cuentos completos de Quiroga!), así que mejor regalo imposible. Los tengo ahí, no los leí todavía. Estoy considerando leerlos en un momento en el que esté un poco más estable, podría ser este el momento. Quiroga es muy fuerte. 


—¿Qué significa para vos escribir?

—Para mí escribir significa muchas cosas, pero más que nada yo creo que ayuda mucho al tema de entenderse a uno mismo. Además de expresar sentimientos y emociones, tristezas, alegrías… todo tipo de sensación, emoción, escribir para mí significa conocerme a mí misma. Más que nada cuando una empieza a leer lo que escribió antes se va dando cuenta de cosas que por ahí tenía guardadas en el inconsciente o de cosas que pensaba en ese momento. Es como una bitácora, un registro de todo lo que pasaba en tu vida, más cosas externas que uno las escribe explícitamente y, además, cómo te hacía sentir, qué cosas mejoraste en vos porque yo creo que uno no cambia, que la gente no cambia. Yo creo que la gente evoluciona porque las cosas tanto positivas como negativas ya las tiene la persona, solo que las evoluciona, que las mejora; que lo negativo por ahí lo transforma en algo positivo, pero que ya existe en la persona. Entonces a lo que voy es que a lo personal yo puedo hacer todo ese proceso de metamorfosis, de ver lo que pasaba antes, de saber cómo pensaba, de leer ahora mis poemas. Ahora estoy escribiendo, diría que mucho más, y me pongo a escribir a veces sin pensar y me pongo a escribir sobre una cosa y termino escribiendo sobre otra diferente, y para colmo me termina llevando a lugares que no sabía que necesitaba escribir porque no sabía que me daban tanta vuelta en la cabeza. Entonces el proceso de escritura es súper terapéutico, independientemente de los escritores que tengan un lapsus de tiempo para publicar algo, para subir su manuscrito en una editorial porque le piden un terminado de tiempo, o que tenés que actualizar cada lunes en Wattpad o en algún blog de escritura, y tengas que... no sé. Yo hablo más desde el lado pasatiempo, y todos los escritores que, obviamente, empezamos por el tema del pasatiempo sabemos que es un gran proceso de autodescubrimiento, de sanación y, por ahí, de transformación personal.


—Sabemos que escribiste y publicaste un poemario en la plataforma de Wattpad. ¿Cómo fue su proceso de escritura? ¿Cómo te sentiste al saber que la gente lo leía, votaba y comentaba?

—Se llama «Poesía Rabiosa». Está en Wattpad, si les interesa. Fue todo un desafío porque fue agregar los pocos poemas que tenía escritos de hace dos años atrás más todo lo que venía escribiendo en ese momento. Fue todo un desafío: era mi primera vez con un poemario, no sabía cómo se hacía eso y a día de hoy ahí está, subido para que lo puedan leer. Algo que me pasó con el poemario es que lo leyó un montón de gente. Para mí fue un montón saber que mil personas habían abierto aunque sea la primera página del poemario. Ya para mí fue una banda eso, y yo pensé que no lo iba a leer ni el vecino, que de hecho el vecino no lo leyó, pero lo leyó un montón de gente que escribía, que leía y votó mis poemas y ahí podía ver «wow, les gustó más este, les gustó más aquel» y «¿qué les gustó de este, por qué este no tanto?». Y los comentarios fueron muy lindos porque fue como «wow, me encanta cómo explicaste esto»«wow, esta metáfora, esta cosa, ¿En serio te pasó esto? ¿Cómo sentiste esto?». Bueno, no sé si cuestionarlo, pero les sorprendía más que nada lo que sorprende de la gente que escribe, de los escritores, de los poetas, que es cómo transforman, cómo escriben, cómo se expresan, cómo expresan lo que les pasa. Y fue muy divertido saber que a las otras personas les gustaba mi forma de expresarme, creyendo yo que me expresaba raro o mal o que la gente tardaba en entender o se lo tenía que explicar con otras palabras porque los escritores tenemos esa cosa de explicar las cosas medias extrañas, un poco rebuscadas, pero para nosotros es simple y cuando nos damos cuenta fue muy complicado, fue muy metafórico. Por ahí no estábamos diciendo nada para la otra persona y por ahí estábamos diciendo todo para nosotros y, bueno, saber que otras personas podían entenderte te llena mucho.


—¿Cuál crees que es el propósito de la poesía en la vida?

—La vez pasada leí en una librería (estaba pasando con mi mejor amigo) «¿Por qué a la gente le gusta la poesía? ¿Por qué la gente lee poesía?». Bueno, para seguir leyendo poesía, justamente. Yo creo que la gente busca las metas artísticas, ya sea participando o siendo espectador, para sobrellevar la vida, básicamente entretenerse, porque para eso está el arte. Es para salir un poco de la realidad, para meterse en otra, para entendernos. Y justamente la poesía es arte en su máxima expresión: es escritura, es de las primeras formas del arte. Y la poesía, yo creo que tiene como propósito que la gente siga leyendo porque es un regalo al alma, es de las cosas más lindas que hay. Y cada persona tiene su estilo de poesía, su género que le gusta leer y yo no creo que el propósito de la poesía sea convertir a la gente que no le gusta leer poesía en gente que sí. Yo creo que la poesía tiene como propósito acompañar a las personas en la vida, tiene como propósito acompañar a la gente en esta vida haciéndola más llevadera y generando sensaciones y cosas lindas (colores mentales, si le quieren llamar así), generando lindos recuerdos. Uno viaja a través de lo que el otro escribe. Uno viaja a través de la poesía según lo que el otro escribe y viaja a ese sentimiento, a ese paisaje, a esa situación, y viajamos a través de la poesía. Viajamos tanto al interior como al exterior, a lo que el otro quiere que entendamos de esa persona y lo que el poeta quiere que entendamos también de nosotros mismos.

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