Jorge Teillier: Poeta de los Lares

junio 26, 2024

Artículo escrito por Evahlin (@soyevahlin)

Jorge Octavio Teillier Sandoval nació el 24 de junio de 1935 en Lautaro, Chile. Fue poeta, docente, periodista y traductor.

Empezó a escribir poesía y prosa a los doce años; sin embargo, consideró que escribió su primer poema verdadero a los dieciséis años: el primero que vi, con incomparable sorpresa, como escrito por otro

Perteneció a la Generación Literaria de 1950, conformada por poetas como Enrique Lihn, Miguel Arteche y Efraín Barquero

Fundó y promovió la poesía lárica, una ética y estética que se caracteriza por el regreso al pasado. Los poemas suelen estar cargados de nostalgia, apreciando el paisaje y la infancia perdida. Por lo general, los poetas de los lares nacieron en la provincia, y plasman sus recuerdos (comunes, pero tan particulares) de ella. Aunque un poeta nacido en la ciudad también puede tener mirada lárica. 

Fue premiado y reconocido en múltiples ocasiones. Entre sus poemarios, se encuentran Para ángeles y gorriones (1956),  El árbol de la memoria (1961) y Poemas del País de Nunca Jamás (1968).

Falleció el 22 de abril de 1996 en Viña del Mar, Chile.

La última isla

De nuevo vida y muerte se confunden

como en el patio de la casa

la entrada de las carretas

con el ruido del balde en el pozo.

De nuevo el cielo recuerda con odio

la herida del relámpago,

y los almendros no quieren pensar

en sus negras raíces.


El silencio no puede seguir siendo mi lenguaje,

pero sólo encuentro esas palabras irreales

que los muertos les dirigen a los astros y las hormigas,

y de mi memoria desaparecen el amor y la alegría

como la luz de una jarra de agua

lanzada inútilmente contra las tinieblas.


De nuevo sólo se escucha

el crepitar inextinguible de la lluvia

que cae y cae sin saber por qué,

parecida a la anciana solitaria que sigue

tejiendo y tejiendo;

y se quiere huir hacia un pueblo

donde un trompo todavía no deja de girar

esperando que yo lo recoja,

pero donde se ponen los pies

desaparecen los caminos,

y es mejor quedarse inmóvil en este cuarto

pues quizás ha llegado el término del mundo,

y la lluvia es el estéril eco de ese fin,

una canción que tratan de recordar

labios que se deshacen bajo tierra.

De Ángeles y gorriones  (1956)


Blue

Veré nuevos rostros

Veré nuevos días

Seré olvidado

Tendré recuerdos

Veré salir el sol cuando sale el sol

Veré caer la lluvia cuando llueve

Me pasearé sin asunto

De un lado a otro

Aburriré a medio mundo

Contando la misma historia

Me sentaré a escribir una carta

Que no me interesa enviar

O a mirar a los niños

En los parques de juego.

Siempre llegaré al mismo puente

A mirar el mismo río

Iré a ver películas tontas

Abriré los brazos para abrazar el vacío

Tomaré vino si me ofrecen vino

Tomaré agua si me ofrecen agua

Y me engañaré diciendo:

Vendrán nuevos rostros

Vendrán nuevos días.

De Para un pueblo fantasma (1971)


Si alguna vez

Si alguna vez

mi voz deja de escucharse

piensen que el bosque habla por mí

con su lenguaje de raíces.

De El el mudo corazón del bosque (1997)

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